Al inicio estos perros eran usados para pelear contra toros, para lograr esto al toro se le arrojaba agua hirviendo en las orejas para hacerlo mas violento, posteriormente se soltaba a él y a los perros, para ver cuanto podían aguantar colgados de alguna parte del toro. Después de que el toro moría, el perro no dejaba la presa (morder), por esto se apostaba cuantas extremidades se le podían amputar al perro.
Posteriormente cuando peleaban contra osos a estos se les cortaban las garras y los dientes, y al perro se le protegía su cuerpo con una especie de armadura.
Ya en otra época, estos perros eran usados para trabajar en las minas, ya que su gran fuerza y pequeño tamaño eran perfectos para jalar carretas.
Las peleas de perros han sido documentadas en la historia de muchas y diferentes culturas, y presume de haber existido desde el comienzo de la domesticación de animales. Muchas razas han sido adiestradas específicamente en fuerza, actitud y aspectos psicológicos que les hacían los mejores perros para la lucha.
Los deportes sangrientos que incluyen el enfrentamiento entre animales han ocurrido desde la antigüedad, los más famosos fueron en el Coliseo en Roma durante el Imperio Romano. Durante más de seiscientos años continuaron alcanzando su apogeo en el siglo XVI, los diferentes tipos de animales empleados permitieron el desarrollo de las razas y las formas anatómicas básicas de perros que vemos ahora en la actualidad.
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